Paramos en un restaurante en la ciudad de Dengfeng. Estaba bastante dejado, era una sala grande y en un rincón había una tienda de recuerdos.
Lisa no paró de dar órdenes a las camareras para que vigilaran al poner los platos y que pusieran la bebida. Al ir a comprar en la tienda nos dijo que se podía regatear un 40% del precio que nos decían. MENTIRA podrida, se podía regatear el 300% tranquilamente, eso es lo que me empezó a mosquear de la guía, vale que defiendas lo tuyo pero que se quieran hinchar a tu costa no es que me vaya nada, y eso que sólo había empezado….
Otro “detallazo” de Lisa fue nada más subir al autobús, nos dio su tarjeta y se nos puso a cantar. Nos preguntó si sabíamos cantar el cumpleaños feliz en chino y va una del grupo y se lo cantó, nos quedamos todos de pasta de boniatos. Luego nos contó que habían ido a celebrar algún cumpleaños al chino de su pueblo y allí se lo habían enseñado. Pero la escena de la guía cantando era un poco freaky (lo tomamos como una anécdota más del viaje, por lo que había leido se ve que a los chinos les encanta el karaoke y en varios sitios los guías no señalaron varios como sitios bastante famosos entre ellos para divertirse).
Por la tarde fuimos a visitar el templo del caballo blanco. A estas alturas ya comenzábamos a estar un poco hartitos de visitar templos budistas. Una recomendación, intentar combinarlo e ir a ver un templo taoísta, más que nada por variar….
El templo del caballo blanco es famoso por ser el primer templo budista de china, por eso no había que perdérselo…… Luoyang era en aquel entonces la capital del imperio y se llama así porque los primeros monjes hindúes que llegaron lo hicieron con unos caballos blancos.
El templo, más de lo mismo, lo único por lo que realmente es especial el templo es por guardar unas estatuas lacadas de color rojo muy raras porque la forma de hacerlas era muy laboriosa, con varias capas añadidas, y si en toda China quedan 30 estatuas de ese tipo en el templo hay 24.
Con eso acababa el día del circuito, siempre solían acabar a las 6 y la guía nos propuso visitar una calle antigua (40 yuanes por persona), y p’allí que nos fuimos.
Fue un gran acierto, la calle realmente parecía que te trasladaba a otra época. Sí, cierto que es para turistas y patatim patatam, pero por lo menos esta calle transmitía cosas.
Luego al hotel Peonia (estaba aceptable) y a cenar. La guía nos propuso ir a hacernos unos masajes. Como era bastante tarde sólo un par de parejas quisieron ir, por lo que contaron todo fue bastante bien, como era tarde sólo estaban ellos y les dieron té, les pusieron lociones y se rieron un ratos con las masajstas.
Al día siguiente fuimos a las grutas de Longmen. Están a unos 13 kilómetros de Luoyang, en 2 colinas que están atravesadas por un río, obviamente el sitio no está elegido al azar. Los chinos son muy supersticiosos (vaya no jodas, diréis, si ya supongo que es algo bien sabido por todos) y ponen mucho cuidado en todos los detalles. Longmen significa la puerta del dragon ya que las 2 colinas parece que sean las puertas que se abren para que el río las atraviese (que levante la mano el que haya pensado que significaba “hombres altos”…)
Al preparar el viaje me imaginaba unas grutas por las que iríamos entrando y llegando a cuevas donde estarían los budas excavados, en realidad no “entras” en ninguna gruta ya que están todas en las laderas de la colina. Lo que si que hay son escaleras para acceder a las diferentes alturas donde han excavado y labrado las figuras de buda.
Hay más de 100.000 imágenes de buda de todos los tamaños, la más pequeña mide 2 cm y la más grande tiene 17,14 metros. He dicho que Luoyang fue capital imperial?? Pues si en esa época la gente con dinero mandaba esculpirlas como ofrendas. El más antiguo tiene más de 1500 años.
La lástima es que la mayoría de estos budas fueron decapitados por los occidentales (franceses e ingleses principalmente) y por chinos para vender la cabezas en otras ciudades chinas a otros europeos de forma que estás cabezas están ahora desperdigadas por museos de todo el mundo y en colecciones privadas
Cuando nos dirigíamos a la puerta de salida, nos encontramos a un señor de Barcelona que estaba allí de trabajo. Hacía 2 semanas que no hablaba en castellano con nadie excepto alguna llamada que había hecho a la familia. Aprovechamos para que nos contara como era eso de tratar profesionalmente con los chinos. Se ve que para empezar a hacer negocios se necesita primero entablar una especie de conexión espiritual de buen rollo que tranquilamente puede costar un año conseguirla. A partir de allí se puede empezar a negociar, esa conexión no significa que te puedan engañar o no cumplir según que cosas.
Nos fuimos a comer y Lisa nos llevó a un restaurante al que ella iba con los amigos cuando tenían que celebrar algo, y la verdad es que valía la pena. Uno de los mejores restaurantes en los que estuvimos. Había una chica de unos 7-8 años que vino a donde estábamos nosotros a practicar el inglés.
Luego tuvimos un cambio de planes respecto al planteamiento inicial del circuito (para ser rigurosos ya nos lo habían comentando al darnos los papeles del circuito en España). Lo normal es desplazarse de Luoyang a Xian en tren pero como se avecinaba el 1 de mayo, los trenes estaban saturados por lo que se había decidido hacer el traslado en autobús. 6 horas de viaje, por la autopista a 80, pocos coches y muchos camiones. Poco respeto a las normas de circulación, se cambiaban de carril y cuando querían y bastantes veces teníamos que adelantar por la derecha (y a nosotros los coches también nos tenían que adelantar por la derecha).
Comentar que hicimos un alto para ver un jardin de beonias. Es la flor de la provincia de Luoyang y había sido la flor imperial durante mucho tiempo (ahora comparten el privilegio varias), en Abril se celebra una feria en Luoyang ya que en los jardines brotan las flores de las Beonias con toda intensidad, nosotros alcanzamos a ver unas cuantas en uno de los pocos jardines que quedaban (Lisa se lo curró en buscar un jardín que quedaran plantas en flor).
Positivo: La visita a la calle antigua es entretenida y las grutas de longmen son un sitio digno de ver, iba a poner a la altura de lo que se puede encontrar en Egipto pero como no he estado y no sé si me estoy pasando, pues como si no lo hubiera dicho, pero realmente especial.
Negativo: La dejadez que se ve todo en Luoyang, queda muy lejos el esplendor imperial. El excesivo chovinismo de Lisa aunque hay que reconocer que puso mucho empeño en todo y por último el espesor de este post, prometo que lo voy a retocar para dejarlo un poco más ameno y que el próximo será más ágil.
Luoyang II
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