Al día siguiente amaneció todo gris y lloviznando, el tiempo más típico de Guilin. Fuimos a ver la colina Fubo, Guilin está rodeado de colinas y es típico subir a verlas y a disfrutar del paisaje. A los pies de la colina hay una estatua del general Fubo bastante impactante, y varios puestecillos (como en todos los sitios).
La colina por la parte de abajo fue habitada y hay un templo budista y varias figuras excavadas en la roca.
Es bonito pero está llovisqueando y apenas había visibilidad. Nos vamos a la gruta de la flauta de caña. Es una gruta que descubrieron en el siglo pasado cuando la utilizaron de refugio en las guerras. Es impresionantemente grande y está llena de estalactitas y estalagmitas con formas diversas que los chinos han ido bautizando con más o menos gracia. Lo que resulta más curioso es que lo han iluminado todo con luces de diversos colores y dan una sensación extraña.
La anécdota del día la protagonizo cuando nos dirigimos de vuelta al autobús se pone a llover de lo lindo, pero nos empiezan a venir vendedores ambulantes con todo tipo de souvenirs, la cosa es que a mi me encantan los libros de recuerdos con fotos y algo de texto, empiezo a hojear uno y la vendedora me cubre con su paraguas, hojeo y camino, hojeo y camino, en estas que le digo a la vendedora que me acompañe al autobús (por gestos y entre risas), voy hojeando el material, regateando –como siempre- y ella mientras me cubre con el paraguas. Al llegar al autobús le compro un libro y unas postales (2,5€).
Y hacía el aeropuerto, vamos justos de tiempo y Pepe nos dice que comeremos en el avión. Nos deja en el aeropuerto pero por lo menos se queda mientras pasamos el control por si hubiera algún problema. En resumen podría decir que Pepe fue un guía más que correcto pero tenía un noseque de distante que no me acababa de gustar.
Mientras esperamos al avión vemos como cargan las maletas mientras cae un diluvio. No es una experiencia agradable, supongo que en todos los sitios cargan unas a otras y las lanzan en la bodega pero como se suele decir...ojos que no ven...
Subimos al avión y como siempre todo lleno de chinos, ya es muy tarde cuando despegamos y no nos dan de comer (ya nos lo imaginábamos). El vuelo dura unas 3 horas de Guilin a Hanzghou.
Guilin II
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