China XVI, Hangzhou II

Hoy es 1 de mayo en China y todos los chinos están por la calle, cuando digo todos quiero decir todos, no se ha quedado ni uno en sus casas. La marabunta que venía amenazando desde Luoyang (donde tuvimos que irnos en autobús porque los trenes estaban colapsados) nos pilla en Hangzhou. Vamos a visitar el lago del oeste. Es un lago muy famoso y respetado en toda China, se ve que hay 55 lagos oeste por toda China copias del de Hangzhou.



El autobús nos deja en medio de la carretera en la entrada del parque porque está todo colapsado. Esquivando coches entramos en el parque. El lago es bastante bonito, hay mucha gente por todos lados. Como cosa curiosa en medio del lago hay una isla que a su vez tiene un lago en su interior. Cogemos un barco para visitar la isla:

El lujo del llega cuando la guía nos dice que cogeremos un barquito para nosotros sólo.

El lago oeste es muy famoso en China tanto que aparece en los billetes (ahora no recuerdo si era en los de 10 yuanes o en los de 50), en los de 20 aparece Guilin... Se ven 3 balizas que me costaron dios y ayuda poderlas encajar en la misma imagen:


Luego nos llevan a una plantación de té. Es una tienda del gobierno pero se puede decir que es la única que vale la pena, ni el cloissone, ni las perlas, ni jades, etc… ya que aquí te llevan al sitio real donde está el té.

Estábamos en la zona de Lonjin que era famoso por su té verde. Hay diferentes calidades de té que va en función de lo tierno que son las hojas que recogen y su espesor. Las primeras hojas de calidad imperial se recogen a mano para conservar sus propiedades y se reservan para hacer regalos del gobierno a personas importantes (y para algunos del gobierno que también se quedarán digo yo), luego viene la calidad superior, primera, etc… así hasta 16 calidades.

La plantación es bastante realista, nos llevan a una habitación con una mesa donde aparecen 2 personas y nos hacen la demostración. Destacar unas bolsitas de té que al dejarlas en el vaso se abren como si fueran flores.

Una de las cosas que nos explicaron es que la calidad del té también se mide por el número de veces que puedes repetir (volver a echar agua a las mismas hojas), las de mejor calidad dan hasta para 4 vasos. El segundo vaso se ve que es el mejor pues es en el que se ve que el té (que cantidad de e’s que hay en esta frase!!!) suelta más vitaminas y cosas beneficiosas que lleva.

Y por otro lado nos dijeron que el té de los hoteles o de las bolsitas estaba hecho con hojas que ya habían sido usadas y lo que bebíamos debía ser con suerte el tercer vaso en que se usaban esas hojas.

Después de la charla nos sacaron unas bandejas con té de diferentes calidades y con unos botes podías rellenarlos con la clase que quisieras (el precio variaba bastante entre una calidad u otra). También nos avisaron que en los sitios podían venderte como té hojas de helechos o de salvia. Compramos un par de botes (muy chulos), el tío los llenaba hasta los topes, esto me recuerda que no he explicado lo de la ceremonia del té.

Ceremonia del té, todo absolutamente todo lo de tomar té esta escenificado y tiene un ceremonial específico, desde como se sirve, a como el comensal agradece que le echen el té, (tocando con los dedos índice y anular juntos en la mesa 3 veces) hasta como rellenaban el bote se hacía de una forma concreta para asegurar la mayor cantidad posible en el bote. También nos enseñaron otras cosas que hacían con el té, desde galletas hasta cremas, a todos allí nos hicieron gracia unos caramelos pero luego al darlos por aquí hemos tenido diferentes reacciones supongo que son de esas cosas que mientras lo estás viviendo te hace gracia pero luego en frío ni fu ni fa. Para haceros una idea el té allí valía entre 10 y 20 euros una calidad superior y sobre los 100 gr.

A continuación vamos a comer en el centro en el restaurante Marco Polo, bastante bien.

Luego nos llevan a un templo, algo diferente a los que habíamos visto (lo digo por si vais y tenéis que seleccionar que templos visitar, este lo recomiendo, antes que por ejemplo el lamasterio de Beijing o el del caballo blanco de Luoyang –aunque este al ser el primero es difícil no ir-. Había un buda de 14 metros y una sala con 500 budas pequeños, recordad que por buda se entiende gente importante y son figuras de diferentes personajes, no esperéis 500 figuras de gordos calvitos con cara sonriente.

Al lado del templo hay unas paredes de piedra donde se han ido tallando budas como en Longmen. A las seís se acaba la visita y la guía nos lleva al hotel, escudándose en que hay mucha gente y es fiesta nos deja en el hotel sin ofrecernos ninguna excursión opcional ni nada, lo único que nos dice es que en el centro hacen un espectáculo de luces por la noche. Durante el trayecto nos reparte unos palillos para compensar que el día anterior no había aparecido en el aeropuerto.


Total que llegamos al hotel nos aseamos un poco y nos vamos al centro comercial que pillaba de camino al centro. Allí cenamos en un restaurante coreano que habíamos visto el día anterior. Apenas nos entiende un chino que había por allí, le enseñamos una tarjeta que nos había dado la guía donde ponía que NO picante (la cocina coreana es famosa por ser bastante picante), no decimos nada de la carne de perro (también es una especialidad coreana) no sea que piensen que queremos y nos la pongan (la guía nos ha dicho que no la suelen poner a los turistas).

En la mesa del restaurante hay un hornillo donde ponen la comida y la hacen al momento, nos ponen otros platillos con complementos, nos traen gambas y carne –que no acaban de tener el sabor ni la textura como tiene que ser pero bueno no estaba mal-. Nos ponemos las botas y la cena nos sale por unos 4-5 euros por persona. Al salir cometemos la tontería del día, en lugar de coger taxis para ir al centro decidimos ir dando un paseo (sólo hay que seguir la avenida a lo recto y es pronto), pero a lo tonto a lo tonto nos estamos 1 hora andando y cuando nos acercamos al centro no estamos para ostias y nos metemos en un hagen dazz a hacer un batido (3€).

Total que nos pasa el rato allí y pasamos del espectáculo del centro. Al salir pillamos unos taxis y en el nuestro hay un hindú que nos pregunta si nos gusta la música y nos pone una cinta que nos dice que nos encantará (en inglés, claro). Nosotros alucinamos pepinillos y nos pasamos el rato destornillándonos de risa.

Positivo: es uno de esos días de circuito que complementan los días que ves cosas espectaculares (muralla, guerreros, etc..) muy completo todo y entrando un poco más en su cultura y su forma de vida.

Negativo: La cantidad de gente. Lo habíamos leído, nos habían avisado pero hasta que no lo ves no te imaginas la cantidad de gente que cabe en un mismo sitio. Te daba la sensación de ir en un metro a hora punta pero yendo por la calle (y anchas). Lo pongo negativo pero en el fondo también es una experiencia para vivirla, de hecho me parece que en la vida me volveré a quejar de que hay mucha gente en un sitio…..





Hangzhou II

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